La Segunda Guerra Mundial se había
librado violentamente de 1939 a 1945, y al aproximarse el fin, las ciudades de
toda Europa y Asia yacían en ruinas humeantes. Millones de personas murieron,
millones más quedaron sin hogar o morían de hambre. Las fuerzas rusas se
acercaban, rodeando los restos de la resistencia alemana en la bombardeada
capital de Alemania, Berlín. En el Pacífico, los infantes de Marina de Estados
Unidos todavía estaban luchando con las fuerzas japonesas atrincheradas en
islas como Okinawa.
En abril de 1945, delegados de
cincuenta naciones se reunieron en San Francisco, llenos de optimismo y
esperanza. La meta de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización
Internacional era crear un organismo internacional para promover la paz y
evitar guerras futuras. Los ideales de la organización se establecieron en el
preámbulo al Acta Constitutiva que propusieron: “Nosotros, la gente de las
Naciones Unidas, estamos decididos a proteger a las generaciones venideras del
azote de la guerra, la cual dos veces en nuestra vida ha producido un
sufrimiento incalculable a la humanidad”.
El Acta Constitutiva de la nueva
organización de las Naciones Unidas entró en vigencia el 24 de octubre de 1945,
fecha que se celebra cada año como Día de las Naciones Unidas.
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